Daniel Cristóbal, entrevistado en 2007 para el documental "Tras las rejas franquistas" |
El 25 de octubre ha fallecido nuestro amigo y
compañero Daniel Cristóbal Cuesta, tenía 96 años. Lo conocimos en el año 2000
cuando desde el PCE se convocó a la ciudadanía para hacer un homenaje a las
víctimas del franquismo en la provincia de Segovia. Entre los que se adhirieron
con entusiasmo se encontraba Daniel. Nos escribió una carta a la sede para informar
sobre los cinco fusilados de Sepúlveda, por si no los teníamos anotados. Al ver
su nombre nos vino a la memoria el corresponsal durante 1936 del Heraldo Segoviano en aquella villa,
llamado también Daniel Cristóbal. Con ingenuidad le preguntamos si tenía alguna
relación familiar con aquel reportero que escribía sobre las actividades
republicanas y obreras en Sepúlveda y, cuál fue nuestra sorpresa, cuando nos
dijo, riéndose, que era él mismo. Nos apresuramos a entrevistarle en su casa de
Madrid y a partir de ahí nació una gran amistad que ha durado estos catorce
años. Participó con generosidad y gran ilusión en todas las actividades que
pudo organizadas por el Foro por la Memoria de Segovia: 14 de abril,
presentaciones de libros, exposiciones y la inauguración de la placa homenaje
en la antigua cárcel de Segovia. Pero, sin duda alguna, en la actividad que más
emoción puso fue en la exhumación de Los
cinco mártires de Sepúlveda, como Daniel había escrito a modo de homenaje a
sus compañeros asesinados por los falangistas. Eran los más significados
republicanos y socialistas: Fermín Elías Sanz Velasco (alcalde), Pedro Antón Morata
(teniente de alcalde y presidente de la Casa del Pueblo), Antonino Albarrán
Moreno (concejal), Luciano Esteban Mansilla (músico) y Ángel Prieto Alonso (maestro).
Siempre nos
obsequiaba con su alegría y buena disposición para contar las penalidades
padecidas por haber sido un joven comprometido con la libertad y la justicia
social. Con apenas 18 años, en 1936 era el secretario de la Casa del Pueblo de
Sepúlveda, corresponsal del Heraldo Segoviano y dirigente de la JSU. Como el
resto de hijos de la clase trabajadora, a los 14 años tuvo que dejar la escuela
para ponerse a trabajar. La ocupación estaba en una granja avícola promovida
por su maestro Ángel Prieto. Pronto entró en contacto con otro importante personaje
en la difusión del republicanismo en la tierra de Sepúlveda, Antonio Linaje,
cuya vida salvó por estar accidentalmente en Madrid el fatídico verano de 1936.
En muy poco tiempo se hizo cómplice inseparable del dirigente republicano,
colaboraba con él en las actividades políticas y culturales que éste
organizaba: mítines, conferencias, grupos de teatro,… El reconocimiento social
del sector republicano y obrero le granjeó la enemistad de las fuerzas vivas
conservadoras. Cuando el golpe de estado contra la democracia republicana se
convirtió en guerra civil, Daniel como otros republicanos, se escondió en las
cuevas del Duratón. Sólo volvieron cuando les prometieron que no les ocurriría
nada, una historia tristemente repetida por toda la geografía española. No fue
así, fueron detenidos y subidos a una camioneta para ser asesinados en
cualquier descampado, pero tuvieron la suerte de que un buen sepulvedano se
cruzó con el vehículo y convenció a los asesinos de que no tenían que ensañarse
con aquellos jóvenes. Salvaron la vida, pero les llevaron al penal de Burgos, donde
padeció las penurias propias de las cárceles franquistas. Con el final de la
guerra no acabó la persecución y el castigo por defender las libertades. Como
no había hecho el servicio militar con Franco, fue condenado a hacerlo prisionero en Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores en Guadalajara y Zaragoza. Cuando, por fin, fue
liberado, volvió a Sepúlveda para reiniciar su vida 6 años después de su
detención. Pero, todavía años después, volvió unos meses a prisión por aportar
dinero para ayudar a otros presos en unas recogidas de fondos organizadas por
el PCE.
En 2008 una
subvención del Ministerio de Presidencia nos permitió hacer un libro, una
exposición y un documental de homenaje a los segovianos presos del franquismo. Fue
Daniel quien inauguró la cámara de vídeo adquirida para la ocasión. La
entrevista se desarrolló a las afueras de Sepúlveda, con la vista puesta en
Castrogoda, la granja avícola en la que había trabajado de joven. Es por tanto,
uno de los protagonistas del documental Tras las rejas franquistas. Lo
vimos juntos por última vez en mayo último en la biblioteca Ángel González de
Madrid, como actividad complementaria de la exposición La II república, esperanza de un pueblo. Es
el último preso en dejarnos. Para siempre nos queda su testimonio, sin ningún
rencor, pero con la pena de no haber conseguido el merecido reconocimiento por
parte del Estado democrático por el que luchó.
Hasta siempre,
compañero del alma, compañero
Salud y
República
Foro por la
Memoria de Segovia
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